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Teoría del desarrollo desigual y combinado, por León Trotsky

La teoría del desarrollo desigual y combinado de León Trotsky es un pilar fundamental en su pensamiento y se vincula estrechamente con su concepto de revolución permanente. Para entender esta relación, es necesario explorar tanto las ideas básicas del desarrollo desigual y combinado, como la manera en que estas influyen y dan forma a la visión trotskista sobre el proceso revolucionario en el capitalismo mundial. Este concepto no solo explica las dinámicas del pasado, sino que también ofrece una perspectiva clave sobre el futuro de las luchas sociales y políticas a nivel global.

Desarrollo Desigual y Combinado

Trotsky desarrolló el concepto de desarrollo desigual y combinado para entender las características contradictorias del capitalismo, especialmente en los países donde el desarrollo económico se producía de manera dispar. En lugar de avanzar de forma homogénea, las naciones capitalistas mostraban una gran diversidad en su desarrollo. En algunas regiones, el capitalismo había avanzado rápidamente, mientras que en otras, las formas feudales y agrarias dominaban todavía.

El desarrollo desigual hace referencia a estas diferencias. Por ejemplo, durante el siglo XIX, Inglaterra se encontraba en la cúspide del capitalismo industrial, mientras que Rusia seguía siendo predominantemente rural y feudal. Para Trotsky, estas diferencias no solo eran cuantitativas, sino que reflejaban una disparidad cualitativa en las formas de producción y en las estructuras sociales.

Pero la clave del concepto no radica solo en la desigualdad entre naciones, sino en la idea de que las economías menos desarrolladas no siguen exactamente el mismo camino que las más avanzadas. Aquí entra en juego el desarrollo combinado: estas sociedades rezagadas no replican las etapas de los países capitalistas avanzados, sino que combinan sus formas económicas atrasadas con elementos modernos que importan del sistema global. Un ejemplo claro es el de la Rusia zarista, donde un país mayoritariamente agrario fue, al mismo tiempo, sede de movimientos obreros altamente desarrollados y políticamente conscientes, como los sóviets.

Trotsky observó cómo esta combinación de lo atrasado con lo avanzado creaba tensiones explosivas. En Rusia, la coexistencia de estructuras feudales con una clase obrera concentrada en sectores industriales avanzados dio lugar a una situación revolucionaria única. El desarrollo combinado, entonces, hace posible que en una sociedad atrasada surjan formas sociales y políticas altamente avanzadas, en un contexto de atraso general.

Revolución Permanente

La teoría de la revolución permanente de Trotsky se construyó sobre la base de este análisis del desarrollo desigual y combinado. La revolución permanente sostiene que, en los países donde el desarrollo capitalista ha sido tardío o incompleto, la clase trabajadora puede tomar el poder directamente, sin pasar por una fase prolongada de desarrollo capitalista bajo la dirección de la burguesía.

Según Trotsky, la burguesía en los países atrasados, como Rusia, era demasiado débil y dependiente del capital extranjero como para cumplir con las tareas históricas que le correspondían, como la abolición del feudalismo, el desarrollo de una democracia burguesa o la creación de un mercado nacional independiente. Debido a esta debilidad estructural, la clase trabajadora se ve empujada a asumir estas tareas y, en el proceso, puede avanzar directamente hacia la revolución socialista.

Es aquí donde la conexión entre el desarrollo desigual y combinado y la revolución permanente se vuelve evidente. Trotsky sostenía que la clase trabajadora en estos países combinaba tareas históricas que, en Europa Occidental, habían sido realizadas durante siglos de desarrollo burgués. En lugar de detenerse en la etapa «democrática» o «nacional», la clase obrera, debido a la presión de las circunstancias y su conexión con las formas avanzadas de producción capitalista, debía ir más allá. La revolución se convierte, así, en un proceso ininterrumpido o permanente, en el que la toma del poder por parte de los trabajadores conduce inmediatamente a la transformación socialista de la sociedad.

La Revolución Rusa como Ejemplo

La Revolución Rusa de 1917 fue la cristalización histórica de estas ideas. Rusia era un país donde la industria moderna y concentrada coexistía con vastas zonas rurales dominadas por relaciones semifeudales. La clase obrera, aunque minoritaria en comparación con la población campesina, se encontraba en una posición estratégica en las ciudades industriales y mostró una capacidad de organización avanzada, como evidenciaron los sóviets.

Trotsky observó que la revolución de 1917 no podría haberse detenido en las demandas burguesas clásicas, como la tierra para los campesinos o la instauración de una democracia parlamentaria. En cambio, la clase trabajadora, al tomar el poder, avanzó rápidamente hacia la expropiación de la burguesía y el establecimiento de un estado obrero. Esta transición ininterrumpida desde la revolución democrática a la socialista es la esencia de la revolución permanente.

La revolución permanente también subraya la necesidad de que la revolución en un país atrasado se extienda internacionalmente. Trotsky afirmaba que ningún estado obrero aislado, especialmente en un país subdesarrollado, podría sobrevivir frente a la presión del capitalismo global. Solo a través de la extensión de la revolución a los países más avanzados —Alemania, Francia, Inglaterra, por ejemplo—, podría consolidarse la victoria del socialismo. Esta es una de las razones por las que Trotsky se opuso al estalinismo, que promovía la idea del «socialismo en un solo país», una concepción que él consideraba incompatible con las leyes del desarrollo capitalista internacional.

El Desarrollo Desigual y Combinado en el Siglo XXI

Si bien el concepto fue formulado para explicar las condiciones del capitalismo a principios del siglo XX, su relevancia para el análisis del mundo contemporáneo es indiscutible. En el siglo XXI, las disparidades en el desarrollo económico entre los países del Norte y del Sur global son aún más marcadas. Algunas regiones avanzan rápidamente en términos tecnológicos y productivos, mientras que otras permanecen atrapadas en estructuras económicas arcaicas y dependientes.

Pero al mismo tiempo, la globalización ha hecho que incluso los países más rezagados estén expuestos a los avances más modernos de la tecnología y la organización capitalista. Esto crea las condiciones para que las dinámicas de desarrollo combinado continúen operando, generando potenciales situaciones revolucionarias en el futuro. En muchos países del Sur global, la coexistencia de tecnologías avanzadas y estructuras económicas atrasadas refleja la situación de Rusia en 1917, con sus tensiones y contradicciones.

Desde la perspectiva de Trotsky, este escenario global sugiere que, en un futuro no muy lejano, las tensiones derivadas del desarrollo desigual y combinado podrían dar lugar a nuevas oportunidades revolucionarias. La tecnología, que actualmente está concentrada en manos de una élite capitalista global, podría ser utilizada por la clase trabajadora para subvertir el sistema. La lógica del desarrollo combinado permite a los trabajadores en los países más rezagados utilizar las herramientas más avanzadas del capitalismo global en su lucha por la emancipación.

Conclusión

Trotsky creía firmemente que el desarrollo desigual y combinado era una de las claves para entender no solo el pasado revolucionario, sino también el futuro de las luchas por el socialismo. La revolución permanente, al estar basada en este análisis, sigue siendo una estrategia válida para un mundo donde las desigualdades globales se profundizan y donde el capitalismo se encuentra atrapado en sus propias contradicciones. Las revoluciones no seguirán un camino lineal, ni repetirán las etapas de las revoluciones burguesas del pasado. Por el contrario, las futuras revoluciones serán el resultado de estas combinaciones de elementos avanzados y atrasados, empujadas por la incapacidad del capitalismo para resolver las necesidades de la humanidad.

En resumen, la visión de Trotsky sobre el desarrollo desigual y combinado no solo ofrece una explicación profunda del pasado, sino una guía para entender y transformar el presente y el futuro​​​.

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