
Oliver Cromwell Cox (1901-1974) fue un destacado sociólogo marxista nacido en Trinidad y Tobago y posteriormente emigrado a los Estados Unidos, donde desarrolló una carrera académica centrada en el análisis de las estructuras de poder en las sociedades modernas. Desde una perspectiva crítica, estudió temas como la raza, la casta y la clase social, y fue uno de los primeros en ofrecer una teoría marxista completa sobre el racismo, argumentando que este fenómeno no es un prejuicio aislado sino una herramienta de explotación económica dentro del capitalismo.
Cox estudió en la Universidad Northwestern y más tarde en la Universidad de Chicago, donde recibió su doctorado en Sociología en 1938. A lo largo de su carrera, enseñó en diversas instituciones, incluidas la Universidad de Lincoln y la Universidad de Howard, y fue miembro de asociaciones académicas que promovieron su enfoque innovador en un campo en el que predominaban teorías raciales convencionales.
Perspectiva General y Principales Obras
Oliver Cox es principalmente conocido por su obra Caste, Class, and Race: A Study in Social Dynamics (1948), donde plantea que el racismo es una construcción social y económica utilizada para mantener la dominación y la explotación dentro de un sistema capitalista. Esta obra es considerada un hito en el estudio del racismo desde una perspectiva marxista y ha sido fundamental en el análisis sociológico y crítico de las relaciones raciales y económicas en el mundo moderno.
En Caste, Class, and Race, Cox rechaza las teorías que comparan la raza en las sociedades occidentales con el sistema de castas en India. Para él, mientras que el sistema de castas es un sistema endógeno, específico de ciertos contextos socioculturales como el de la India, el racismo en sociedades occidentales surge con la expansión colonial europea y el desarrollo del capitalismo. Cox identifica tres conceptos clave en la dinámica social: casta, clase y raza. Argumenta que la casta es una jerarquía que impone reglas de segregación y que se fundamenta en creencias religiosas y tradiciones específicas. La clase, en cambio, es un sistema de estratificación que se centra en las diferencias económicas y de poder dentro de una estructura de producción. Por último, la raza no tiene un fundamento biológico genuino, sino que es una categoría social creada para legitimar y perpetuar las relaciones de poder y explotación.
Cox sostiene que el racismo tiene una función material y que no es un fenómeno separado de la lucha de clases. En su perspectiva, el racismo surge principalmente como una herramienta para dividir a la clase trabajadora y mantener la explotación de los trabajadores racializados. A medida que el capitalismo se expande, la raza se convierte en una herramienta conveniente para segmentar la mano de obra, estableciendo jerarquías en las que los grupos racializados se ven sistemáticamente relegados a trabajos de menor salario y peores condiciones laborales.
Para Cox, el desarrollo del capitalismo y el colonialismo están inextricablemente ligados al surgimiento y mantenimiento del racismo. Con la expansión colonial, los imperios europeos comenzaron a explotar recursos y trabajo en otras partes del mundo. La racialización de los pueblos colonizados permitió justificar su subordinación y explotación. Cox argumenta que, en un mundo capitalista, las categorías de raza y clase son interdependientes, ya que el racismo ayuda a consolidar un sistema de clases donde las personas de color son colocadas en la base de la pirámide económica.
Cox también critica el uso del concepto de casta para explicar el racismo en Estados Unidos. Señala que, mientras que la casta en India se basa en tradiciones religiosas, el racismo en Estados Unidos responde a una lógica económica y política diseñada para consolidar el poder de la clase capitalista blanca. Equiparar el racismo con la casta, argumenta, desvía la atención de la estructura de clases y de la explotación económica que subyace en las relaciones raciales. Para él, las relaciones raciales deben entenderse a partir de la dinámica de clase y no como una simple transferencia de modelos culturales o religiosos.
Además de Caste, Class, and Race, Cox escribió otras obras importantes que amplían su análisis de las relaciones entre la raza, la clase y el capitalismo:
- Foundations of Capitalism (1959): En este libro, Cox examina los orígenes históricos del capitalismo, destacando cómo la acumulación de riqueza y la explotación de la mano de obra son esenciales para el desarrollo y la expansión del sistema capitalista. Argumenta que el capitalismo moderno no solo se construyó sobre la explotación de las clases trabajadoras en Europa, sino también sobre la explotación colonial en Asia, África y América Latina. Este análisis es crucial para comprender cómo la opresión racial y el colonialismo están profundamente entrelazados con la expansión capitalista.
- Capitalism as a System (1964): En este texto, Cox expande su análisis del capitalismo al enfatizar que este sistema económico no es un fenómeno local o culturalmente específico, sino un sistema global interconectado. El libro aborda cómo el capitalismo funciona como una estructura de poder integrada, donde las relaciones económicas y sociales están diseñadas para mantener la desigualdad y perpetuar la explotación. Cox también examina la relación entre capitalismo y colonialismo, destacando que el racismo funciona como un medio para asegurar la subordinación de los trabajadores en distintos contextos globales.
- Race Relations: Elements and Social Dynamics (1976): En este último trabajo publicado antes de su muerte, Cox desarrolla aún más su teoría sobre el racismo, centrando la discusión en las relaciones raciales como dinámicas complejas influenciadas por factores económicos, sociales y políticos. Cox critica las interpretaciones simplistas del racismo que lo ven como un problema individual o moral, y reafirma su argumento de que el racismo debe entenderse como un fenómeno estructural vinculado al capitalismo.
Conclusión: Una Visión Marxista del Racismo
Oliver Cox fue pionero en integrar una perspectiva de análisis marxista a los estudios raciales, ofreciendo una comprensión del racismo que abarca tanto su dimensión social como económica. Su teoría desafió las interpretaciones dominantes que consideraban el racismo como una cuestión cultural o de prejuicio personal, mostrando cómo es fundamentalmente un mecanismo estructural de opresión. La obra de Cox ha sido influyente en el campo de la sociología, la teoría crítica de la raza y los estudios poscoloniales, inspirando a generaciones de académicos a considerar la intersección de la raza, la clase y el poder económico en sus análisis de las sociedades modernas.
Para Cox, la verdadera emancipación de los grupos oprimidos no solo debe luchar contra el racismo en abstracto, sino que debe vincularse con una lucha más amplia contra el capitalismo y sus mecanismos de explotación. Su obra subraya que el fin del racismo está ligado al fin del sistema capitalista que lo necesita para sobrevivir.
En resumen, la vida y obra de Oliver Cox constituyen una visión radical y profundamente crítica del racismo y el capitalismo, destacando que ambos fenómenos están inextricablemente vinculados y que la verdadera liberación solo puede alcanzarse mediante una transformación estructural que desafíe las bases económicas de la opresión. Cox permanece como una voz esencial en la teoría crítica de la raza, ofreciendo un enfoque que sigue siendo relevante para los debates contemporáneos sobre la justicia social y económica.