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Contra el espejismo de la libertad individual y la irracionalidad de lo coyuntural y cortoplacista: Una crítica sistémica al capitalismo



“¿Por qué voy a basar mis decisiones en el interés de personas que no sean mis allegados?”

Individuo cualquiera en una conversación cualquiera.


El ciclo perpetuo de inseguridad y egoísmo, promovido por el capitalismo, empuja a las personas a tomar decisiones a corto plazo que, lejos de ser elecciones libres, son el resultado de una inercia creada por la incertidumbre y las decisiones inmediatas de otros. Este enfoque no solo perpetúa una dinámica de crisis constante, sino que también revela una característica básica y alarmante: la falta de planificación consciente de nuestro futuro como especie. Esta carencia es una de las raíces más profundas de la irracionalidad inherente a los enfoques coyunturales y cortoplacistas.

Falta de Planificación Consciente: Una Amenaza para la Humanidad

La incapacidad del sistema capitalista para planificar de manera colectiva y consciente el futuro de la humanidad no es solo un efecto colateral, sino una característica estructural de su funcionamiento. Al enfocarse únicamente en el beneficio inmediato, se sacrifica cualquier posibilidad de pensar en un proyecto a largo plazo que considere el bienestar de la especie. Las decisiones que priorizan ganancias rápidas, desde la explotación de recursos naturales hasta las políticas económicas que responden a presiones coyunturales, no solo comprometen el presente, sino que erosionan nuestra capacidad de proyectar un futuro sostenible para todos.

Inercia, No Elección: El Ciclo Perpetuo de Inseguridad

Lo que se presenta como una decisión individual libre es, en realidad, una reacción condicionada por la inercia generada por las mismas decisiones cortoplacistas de otros. Esta dinámica crea un círculo vicioso: cada individuo o sector responde a la inseguridad creada por otros, reproduciendo esa misma inseguridad en sus propias acciones. Además, cualquier beneficio que se extrae de la necesidad del otro es una forma de explotación, ya que refuerza esta misma inercia y mantiene la estructura de dependencia.

Este principio no solo aplica a las relaciones económicas directas, como el trabajo asalariado, sino también a las decisiones cotidianas que perpetúan una lógica de competencia y aprovechamiento de las vulnerabilidades ajenas. Así, la falta de planificación consciente a nivel individual es el reflejo de una falta de planificación consciente a nivel colectivo y sistémico, lo que amplifica la crisis y limita la posibilidad de construir un futuro más seguro y equitativo para la humanidad.

Coyuntural y Cortoplacista: Síntomas de una Falta Sistémica de Visión de Futuro

El enfoque coyuntural no solo es irracional por ser reactivo y no preventivo, sino también porque revela una miopía que ignora las implicaciones más profundas para nuestra especie. El capitalismo elimina la posibilidad de crear un proyecto colectivo y consciente del futuro, exacerbando las desigualdades y acelerando la destrucción de los recursos esenciales para la supervivencia de la humanidad. Desde la explotación desmedida de recursos hasta las políticas populistas, lo que parece ser una respuesta lógica a una crisis inmediata es, en el fondo, una manifestación de la incapacidad del sistema para pensar más allá de la inmediatez.

Salir del Ciclo: La Necesidad de una Planificación Colectiva y Consciente

La irracionalidad de los enfoques coyunturales no solo se manifiesta en la toma de decisiones a corto plazo, sino en la incapacidad de planificar un futuro en el que la humanidad pueda prosperar de manera sostenible. Romper este ciclo requiere un cambio profundo, en el que se priorice una visión a largo plazo que trascienda los intereses individuales y coyunturales. Solo a través de una planificación consciente y colectiva será posible garantizar un futuro en el que el bienestar de la especie sea la prioridad, superando la lógica del beneficio inmediato y la inseguridad perpetua que define al capitalismo.

Romper el Ciclo: Beneficios Colectivos e Individuales

Romper con el ciclo de decisiones individuales, coyunturales y cortoplacistas no solo es esencial para crear una sociedad más equitativa y sostenible, sino que también liberaría a los individuos de la constante preocupación por la «supervivencia» inmediata. Este ciclo perpetuo de inseguridad impide que las personas se enfoquen en lo que verdaderamente es relevante para sus vidas: el desarrollo personal, las relaciones significativas y la creación de proyectos que trasciendan la inmediatez. Al superar la lógica del beneficio inmediato y la competencia, se abre la posibilidad de vivir en un entorno que no esté marcado por la incertidumbre constante, lo que permitiría a los individuos dedicar sus energías a metas más trascendentes, como el crecimiento personal, la creatividad y la contribución al bienestar de la comunidad. De esta manera, al romper este ciclo, no solo se genera un beneficio colectivo, sino también un beneficio individual, permitiendo una vida más plena y libre, en la que el ser humano pueda centrarse en su realización más allá de las necesidades básicas impuestas por un sistema que perpetúa la competencia y la inseguridad.

La Planificación en la Vida Cotidiana: ¿Por qué No en lo Económico?

Curiosamente, en muchos aspectos de la vida cotidiana consideramos normal y deseable planificar con antelación. Una persona adulta y capaz suele tomar decisiones basándose en una visión a largo plazo, buscando lo que es más beneficioso para su bienestar a futuro. Sería considerado inmaduro o irresponsable tomar decisiones coyunturales sin considerar las consecuencias a largo plazo. Sin embargo, en el ámbito económico y colectivo, parece que hemos internalizado la idea de que es imposible o innecesario planificar de manera consciente y adulta. Nos sometemos como sociedad a las presiones del mercado y las crisis inmediatas, justificando decisiones cortoplacistas que a menudo van en contra de nuestros propios intereses a largo plazo. ¿Qué nos lleva a negarnos la capacidad de planificación en lo económico cuando en el resto de nuestras decisiones asumimos que somos seres racionales y capaces de pensar más allá del presente inmediato? Esta contradicción revela la profundidad de la alienación que impone el capitalismo, donde el cortoplacismo y la inmediatez en lo económico son aceptados como norma, incluso cuando en otros aspectos de nuestra vida insistimos en una planificación consciente y reflexiva.

Conclusión: Desafiando la Inercia y Recuperando Nuestro Futuro

La falta de planificación consciente de nuestro futuro como especie no es una omisión accidental, sino una característica central de la irracionalidad de los enfoques coyunturales y cortoplacistas inherentes al capitalismo. En lugar de construir un futuro basado en la seguridad y el bienestar colectivo, el sistema capitalista perpetúa la inseguridad y la competencia, obligando a las personas a tomar decisiones reactivas y cortoplacistas que refuerzan esa misma inseguridad. Superar esta inercia requiere una visión planificada y colectiva que ponga en el centro no solo el presente, sino el futuro de la humanidad en su conjunto.

El capital ha pasado de ser una relación puramente material a convertirse en un parásito ideológico que coloniza tanto las estructuras sociales como la mente humana. No devora directamente, sino que manipula, haciendo que las personas crean que sus decisiones son libres. Como un hongo que controla a su anfitrión, el capital utiliza a los individuos para su propia expansión. Esta alienación no solo es económica, sino también mental: las personas, atrapadas en ciclos de inseguridad e incertidumbre, actúan según la lógica del capital, que perpetúa la auto-explotación y los enfoques cortoplacistas.

El espejismo de libertad que el capital ofrece se convierte en una ilusión que, lejos de empoderar, atrapa a las personas en una rutina de decisiones reactivas. Este espejismo, al igual que un reflejo en un espejo distorsionado, oscurece la realidad de que la verdadera libertad solo puede ser alcanzada a través de una planificación consciente y colectiva que priorice el bienestar de la humanidad en su conjunto.

Proletkult.

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