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“Siempre ha habido clases”: MENTIRA.

Pocas frases suenan tan inocentes y reaccionarias a la vez como la célebre: “Siempre ha habido clases”. Dicha frase funciona como justificación instantánea del presente: si siempre hubo clases, no tiene sentido luchar contra ellas.

El problema es que es falso. Las clases sociales no existieron siempre y, lo que es más incómodo de aceptar, cuando aparecieron lo hicieron mediante el robo, el despojo y la violencia.

La humanidad vivió durante la mayor parte de su historia sin clases sociales, en comunidades donde la cooperación y el reparto común eran la norma. Lo “eterno” no es la explotación, sino la capacidad humana de vivir colectivamente.

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Diferenciación social no es clase social

Que en una tribu hubiera un jefe o un chamán no significa que existieran clases sociales. Esas figuras cumplían funciones colectivas y su prestigio no les permitía apropiarse del trabajo ajeno.

Las clases sociales aparecen cuando un grupo logra institucionalizar la apropiación del excedente producido por otros. No es “tener más prestigio”, es vivir del trabajo ajeno gracias a mecanismos de dominación estables: ejército, ley, religión, o en el mundo moderno, la economía política y sus “leyes naturales” del mercado.

El nacimiento de las «clases»: violencia fundacional

La constitución de las clases sociales fue un proceso violento, tanto en lo legislativo como en lo militar:

  • La Antigüedad: la esclavitud no nació de la nada, sino de la guerra. El esclavo es, literalmente, el botín institucionalizado. El derecho romano lo reconocía: el vencido podía ser reducido a propiedad privada.
  • El feudalismo: la servidumbre surge de derrotas militares y de la reorganización de la tierra bajo control señorial. El campesino, antes relativamente libre, fue progresivamente adscrito a la gleba mediante procesos largos, pero siempre mediados por coerción y sancionados por la Iglesia y el derecho feudal.
  • El capitalismo: aquí el proceso es todavía más claro. Marx lo explicó como “acumulación originaria”: los cercamientos en Inglaterra (Enclosure Acts) expropiaron a comunidades campesinas enteras de sus tierras comunales. Lo que durante siglos había sido de uso colectivo pasó, de un plumazo legal, a ser propiedad privada de unos pocos terratenientes. Pero no fue solo Inglaterra: el sistema colonial, la trata esclavista y el saqueo de metales preciosos en América y África dieron al capital naciente su primera base mundial de acumulación.

En todos estos casos, las clases no emergen de una “evolución natural” de la sociedad, sino de actos deliberados de despojo.

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Ley, espada y cruz: los tres instrumentos del despojo

Podemos resumirlo en tres grandes dispositivos:

  1. La ley: se reescribe el orden jurídico para transformar lo que era común en propiedad privada (desde el derecho romano y los cercamientos capitalistas hasta la lógica del trabajo asalariado).
  2. La espada: caballeros y colonizadores, en el pasado, o ejércitos y policía, en nuestros tiempos, aseguran con violencia lo que la ley legitima.
  3. La cruz (o ideología dominante): religión, moral y cultura naturalizan la expropiación, presentándola como voluntad divina, progreso civilizatorio o simple sentido común. En la modernidad, la cruz ha cambiado de forma: hoy son la economía burguesa y el discurso de la “competencia” los que cumplen ese papel.

¿Por qué importa desmontar el mito?

Cuando alguien dice “siempre ha habido clases”, no solo está equivocado. Está blanqueando un proceso histórico brutal. Está borrando que las clases existen porque:

  • Se expropió violentamente lo común.
  • Se creó un aparato jurídico para legitimar el robo.
  • Se impuso militarmente el nuevo orden social.

El refrán convierte siglos de expolio en un hecho “natural”. Y ahí reside su verdadera función ideológica: negar la historicidad de la explotación para hacerla parecer inevitable.


En definitiva, no, no siempre ha habido clases.
Las hubo donde hubo despojo, expropiación y violencia institucionalizada.

Lo que hoy llamamos “sociedad de clases” es el resultado de sangre, cercamientos, colonias y ejércitos, no de una “naturaleza humana” abstracta.

La humanidad vivió sin clases durante la mayor parte de su historia, y puede y debe volver a hacerlo.

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Bibliografía

Karl Marx y Friedrich Engels

  • La ideología alemana (1846) – sobre el comunismo primitivo y la génesis histórica de las clases.
  • El Manifiesto Comunista (1848) – síntesis clara de la historia como lucha de clases.
  • El Capital, Tomo I (1867) – especialmente el capítulo 24: “La llamada acumulación originaria”.

Otros autores marxistas y estudios históricos

  • Friedrich Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884).
  • Rosa Luxemburgo, La acumulación del capital (1913).
  • Eric Hobsbawm, La era del capital (1975) y La era de la revolución (1962).
  • Silvia Federici, Calibán y la bruja (2004) – sobre cercamientos, acumulación originaria y opresión de las mujeres.
  • Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial (1974) – sobre capitalismo y expansión colonial.
  • Perry Anderson, Transiciones de la Antigüedad al feudalismo (1974).

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