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La clase media no existe. Una Ficción Subjetiva en el Capitalismo Liberal

El concepto de «clase media» ocupa un lugar central en las narrativas del capitalismo contemporáneo, presentado como un espacio de estabilidad y aspiración individual. Sin embargo, esta idea es una construcción abstracta y subjetiva que distorsiona la realidad objetiva de las relaciones de clase. Al fragmentar la conciencia de clase, el mito de la clase media debilita la confrontación entre los polos fundamentales de la sociedad: proletariado y capital. La noción de que un trabajador puede situarse en una posición intermedia entre explotador y explotado desvía la atención de las estructuras de explotación, neutralizando la organización y la acción colectiva.

LA SUBJETIVIDAD DE LA CLASE MEDIA COMO HERRAMIENTA DE FRAGMENTACIÓN

Karl Marx y Friedrich Engels analizaron cómo el capitalismo se sustenta en la relación de explotación entre el capital y el trabajo. Para ellos, la conciencia de clase es un elemento objetivo, determinado por las condiciones materiales y la posición en las relaciones de producción. En este marco, la «clase media» no es más que una ilusión subjetiva que atomiza al proletariado, al promover la idea de que ciertos trabajadores tienen condiciones «especiales» o «superiores», cuando en realidad siguen siendo explotados.

Esta subjetividad fomenta una falsa conciencia que desvía a los trabajadores de su posición real en la estructura capitalista. Al adoptar la etiqueta de «clase media», amplios sectores del proletariado dejan de percibirse como parte de una clase explotada y, en su lugar, ven sus condiciones como aspiracionales, lo que fragmenta la lucha de clases y fortalece la hegemonía del sistema capitalista.

LA FUNCIÓN IDEOLÓGICA DE LA CLASE MEDIA

A. GRAMSCI Y LA HEGEMONÍA CULTURAL

Antonio Gramsci explicó cómo la hegemonía cultural permite a la clase dominante ejercer su control no solo a través de la fuerza, sino mediante el consenso social. La ilusión de la «clase media», como construcción ideológica, actúa como una «zona de amortiguación» que desvía a los trabajadores de la lucha estructural. Esta subjetividad promueve ficciones burguesas, como la meritocracia y el emprendimiento, que legitiman el sistema capitalista y perpetúan las condiciones de explotación.

B. BOURDIEU: DISTINCIÓN Y FALSA CONCIENCIA

Pierre Bourdieu señaló que el «capital cultural» opera como un mecanismo de distinción social. En este esquema, la autodefinida «clase media» utiliza prácticas culturales y educativas para proyectar una identidad separada del proletariado y de las élites capitalistas. Sin embargo, esta distinción es ilusoria, pues no altera la relación de explotación material. La percepción subjetiva de pertenecer a la «clase media» alimenta el mito meritocrático y refuerza la alienación, impidiendo una conciencia colectiva transformadora.

C. MARCUSE Y LA INTEGRACIÓN MEDIANTE EL CONSUMO

Herbert Marcuse analizó cómo el capitalismo avanzado neutraliza la resistencia al integrar a los trabajadores a través del consumo. La ilusión de la «clase media», utilizada como figura central en esta narrativa, se define por su poder adquisitivo y su acceso al crédito, lo que refuerza su vínculo con el sistema. Esta subjetividad transforma a los trabajadores en consumidores, ocultando las relaciones de explotación detrás de una fachada de bienestar.

D. ZIZEK Y EL FETICHE IDEOLÓGICO

Slavoj Žižek describe a la «clase media» como un fetiche ideológico que simboliza la promesa de movilidad social. Este fetiche alimenta la esperanza de una vida cómoda bajo el capitalismo, actuando como un opio que mitiga el descontento y preserva el sistema de explotación.

EFECTOS DE LA SUBJETIVIDAD DE LA CLASE MEDIA

La concepción subjetiva de la «clase media» tiene profundas consecuencias en la dinámica de la lucha de clases:

  1. Dilución de la Conciencia de Clase: Fomenta la percepción de que las diferencias dentro del proletariado son fundamentales, debilitando la solidaridad y la organización colectiva.
  2. Despolitización: La subjetividad de la clase media alinea a los trabajadores con valores individualistas, alejándolos de las luchas estructurales.
  3. Legitimación del Sistema: Al perpetuar el mito de la movilidad social, refuerza la idea de que el capitalismo es un sistema justo y eficiente.

DESMANTELAR LA FICCIÓN: REIVINDICAR LA CONCIENCIA DE CLASE

Para combatir las estructuras de explotación capitalista, es fundamental desmontar la noción de la «clase media». La izquierda debe abordar esta tarea mediante:

  1. Exponer la Falsedad de la Clase Media: Destacar que la «clase media» no existe como categoría objetiva. Los trabajadores que se identifican como «clase media» comparten las mismas condiciones de explotación que el resto del proletariado.
  2. Fomentar una Educación de Clase: Impulsar una pedagogía crítica que muestre cómo el capitalismo utiliza la subjetividad de la «clase media» para justificar la explotación y perpetuar la desigualdad.
  3. Criticar el Consumo Alienante: Explicar cómo el consumo y el crédito funcionan como herramientas para neutralizar la resistencia de clase y mantener la hegemonía capitalista.
  4. Reforzar la Solidaridad Proletaria: Promover una identidad proletaria unificada que supere las divisiones artificiales impuestas por el mito de la clase media.

LA LUCHA DE CLASES COMO REALIDAD OBJETIVA

La idea de la «clase media» es una construcción subjetiva e ilusoria que sirve a los intereses del capitalismo. Solo reconociendo la objetividad de las relaciones de clase y abandonando las narrativas fragmentadoras es posible construir una conciencia de clase sólida. Esta conciencia, basada en la realidad material y no en percepciones subjetivas, es esencial para organizar una lucha colectiva que desafíe las bases estructurales del capitalismo y abra el camino hacia una sociedad sin clases.

Proletkult.

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